jueves, 24 de abril de 2014

La mayoría de los chicos valora que el profesor sepa mucho y sea entretenido

No hay consenso sobre cuándo comenzó la “generación Z ”: algunos dicen que arranca en 1995, otros ponen la fecha en el 2000. En cambio, sí hay acuerdo al describir las características de estos chicos: hiperconectados, “nativos digitales”, multitasking ... Sin embargo, cuando tienen que definir cómo es una buena clase, estos chicos no mencionan las netbooks ni las tabletas. Y siguen prefiriendo profesores que “sepan mucho” por encima de docentes que utilicen las nuevas tecnologías.
Los datos se desprenden de una encuesta reciente a 400 adolescentes que cursan actualmente la secundaria en la ciudad de Buenos Aires, en escuelas públicas y privadas. Allí se les preguntó, entre otras cosas, cómo es un buen docente, qué tipo de clases prefieren y con qué criterios piensan elegir su carrera universitaria. Las respuestas se recogieron en el informe “Generación Z y Educación”, elaborado por el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
Un 34% de los encuestados señalaron que privilegian que el profesor “enseñe de modo relajado y divertido”. Y un porcentaje similar (32%) afirmó que lo más importante es que el docente “sepa mucho del tema” que enseña. En cambio, apenas un 2% mencionó que un buen profesor es aquel que “utiliza tecnología en sus clases”.
“Las respuestas sorprenden con respecto a ciertas presunciones que teníamos sobre la generación Z. Para estos chicos, el docente sigue siendo el depositario del conocimiento. Esto pone en discusión la idea de que los chicos de la generación Z prefieren los soportes tecnológicos como principal estímulo para el aprendizaje”, explica a Clarín Esteban Maioli, uno de los autores del informe.
Cuando se les pregunta a los alumnos qué formato de clases les resulta más útil, sólo un 12% consideró que el uso de computadoras y demás dispositivos tecnológicos puede colaborar en la comprensión de los contenidos. Un 19% valoró que se utilicen recursos audiovisuales, como presentaciones de Power Point y películas. Pero la modalidad más elegida (29%) fue la discusión grupal sobre el tema.
“Los elementos audiovisuales se presentan como complementarios. Los chicos que reconocen que estos formatos colaboran con el aprendizaje, pero siguen considerando al docente como el actor central del aula. Es el referente privilegiado en la transmisión del conocimiento”, resume Maioli.
Algunas de las respuestas de los jóvenes parecen señalar que la búsqueda desesperada por introducir en clase el último dispositivo tecnológico obedece más a un prejuicio de los adultos que a una demanda de los chicos. Para ellos, el rol del docente sigue estando en el centro del proceso educativo. “Los jóvenes quieren profesores que sepan, que expliquen, y si puede ser ameno mejor. No quieren demasiadas computadoras, ni proyectores; en lo posible, el docente y ellos, no mucho más. Quieren que podamos debatir, pensar, discutir lo que decimos... En realidad, lo que están buscando es una clase normal”, interpreta Gustavo Iaies, director del CEPP (Centro de Estudios en Políticas Públicas).
A la hora de pensar en su futuro, los jóvenes “Z” priorizan una carrera universitaria que les permita desarrollarse en el campo laboral: el 41% señaló que buscaría en el estudio herramientas para el desempeño profesional. Y sólo el 7% de los encuestados dijo que elegiría la carrera en función de las posibilidades de ganar plata. Según Maioli, esto confirma la inclinación de la generación Z al pragmatismo: privilegian carreras que les servirán para el trabajo. Pero a la vez, las respuestas desmienten una idea que se ha vuelto lugar común al hablar de estos adolescentes: que son más materialistas y consumistas que los de antes. Al imaginar su futuro, los chicos priorizan el desarrollo personal y la vocación por encima del dinero.
En: Clarín, 24/04/14