martes, 17 de noviembre de 2015

Mi hijo toma alcohol ... ¿qué hago?

1. Qué hago con la previa. ¿En casa o afuera?
Recomendable: En casa con presencia de un adulto
No recomendable: Afuera en boliches y asumir una postura "en casa alcohol no"
Explicación: La previa ya está instalada en los jóvenes culturalmente. Lo importante es estar informado y negociar cantidades según número de participantes y tipo de bebida. No caer en un "dejar hacer" y creer que se autoregulan. Hablar del tema antes del evento y establecer pautas. Informar. Beber rápido indica que se busca el efecto tóxico únicamente, beber medido, con pausas y comiendo algo en el transcurso es información importante. Es mejor grupos reducidos que grandes ya que en masa se potencia el riesgo y es más fácil de controlar.
2. Cada tanto toma "un poco de más". ¿Qué hago?
Recomendable: Tomarlo como una señal de alerta y abordarlo sin dramatizarlo. Abordarlo en un diálogo sin reproches pero buscando conocer las causas.
No recomendable: Evitar "naturalizarlo" bajo la idea que es algo normal, que a todos les ocurre cada tanto y tomarlo como un evento aislado.
Explicación: La borrachera en un adolescente puede ser una señal de un mal manejo accidental del beber o una búsqueda del efecto farmacológico que produce el alcohol. La diferencia entre estos dos tipos marca si hay un problema de fondo o es producto de un mal manejo como experimentador.
3. ¿Cómo me doy cuenta si hay un consumo problemático de alcohol en mi hijo?
Recomendable: Estar informado sobre sus hábitos, lugares que frecuenta, actividades y mundo emocional.
No recomendable: No tratar el tema previamente y esperar que se autoregule por sí mismo.
Explicación: Un consumo problemático es visible cuando se abandonan actividades saludables, las salidas son demasiado frecuentes , baja el rendimiento escolar y aparecen estados de irritabilidad.
4. ¿A qué edad lo dejo beber?
Recomendable: La ley indica no beber antes de los 18 años pero es una ilusión, mientras más tarde mejor. Lo usual es que actualmente están tomando a los 15/16 años o antes, lo cual es señal de alerta.
No recomendable: Creer que si toman tempranamente ejercitarán un autocontrol y preparación para el futuro.
Explicación: Más allá de la actitud de los padres los jóvenes beberán según la presión del grupo de pares, esto es muy variable. Lo recomendable es que ocurra después de los 16/17 años. Toda experimentación acarrea riesgos que son minimizados si el tema es hablado en casa previamente y educando sobre las formas de beber responsablemente.
5. Apareció borracho o me entero que eso ocurrió. ¿Qué hago?
Recomendable. No tomar una actitud de reproche y sanción moral. Dar por sentado que algo no está funcionando bien en su vida y que requiere atención acompañándolo en la situación. Avaluar hacer una consulta teniendo en cuenta si es un episodio aislado o una repetición. Si es una situación aislada ver junto a él como están funcionando el resto de las áreas de su vida. Educación, deportes, socialización y vida en casa.
No recomendable: Ni dejar pasar la situación ni poner límites punitivos como única alternativa.
6. Me contó que varios amigos se emborrachan y/o drogan. ¿Que hago?
Recomendable: Es una oportunidad para instalar el tema y conversar sobre los riesgos del consumo excesivo de alcohol y sus consecuencias. Fortalecer y estimular el pensamiento crítico vinculado a que eso no es divertido ni para su amigo, familia y quienes lo rodean. Fortalecer su capacidad de decir "esto no lo quiero para mi". Evaluar según el grado de riesgo que vivieron sus amigos conversar con otros padres y el colegio.
No recomendable: Hablar sin su consentimiento con otros padres involucrados en el episodio, ni establecer juicios de valor sobre sus amigos o familia.
Consejos útiles
1.Tomemos conciencia: el consumo de alcohol en los adolescentes se ha incrementado notoriamente, hay estadísticas que promedian los 13 años como inicio de la ingesta en el país.
2.Dejemos de negar: la gran mayoría de los adolescentes afirma conseguir alcohol con facilidad. Sería ingenuo seguir pensando cosas tales como: "mi hijo no toma y sus amigos tampoco"
3.Comprendamos el contexto: medios de comunicación, redes sociales, códigos sociales apuntan a la franja adolescente con mensajes en los cuales alientan directa o indirectamente a los chicos a consumir alcohol desde muy temprana edad.
4.Entendamos la valoración que le otorgan: el alcohol para ellos se ubica como una variable de reconocimiento afectivo entre pares. Tomar se traduce así como un atributo de madurez, desenfado, extraversión, motivo de atracción o idealización del otro.
5.Recordemos el vacío adolescente: en una edad de mucha vulnerabilidad emocional, es una salida fácil el intento de los chicos de colmar lo vacíos con cualquier botella que les quede a mano.
6.Entendamos el poder que le adjudican: según ellos el alcohol los desinhibe, los vuelve menos tímidos, más simpáticos, haciendo surgir en ellos una personalidad más atractiva ante sus amigos.
7.No nos desalentemos ante el paradigma alcohol. Pese a esta realidad, somos la influencia número uno para nuestros hijos y podemos proponerles salidas saludables, sólidas, en medio de tanta liquidez. No bajemos los brazos, nunca claudiquemos si se trata de nuestros hijos.
8.Seamos protagonistas como padres: ofrezcamos ser quienes los llevan y los traen, es la mejor manera de entender qué sienten y piensan. Hablemos mucho con ellos. Demos ejemplos personales. Contemos nuestros sentimientos como padres. Seamos creativos nosotros, alentemos a una diversión distinta: arte, deporte, recreación sin alcohol, otro tipo de intereses: sociales, musicales, espirituales, etc.
9.Conozcamos su entorno: profundicemos en nuestros hijos, qué pasa por sus cabezas y corazones. Luego, observemos quiénes son sus amigos y qué piensan. Qué cosas les gustan y qué salidas prefieren. Y finalmente, sepamos quiénes son sus padres y qué visión tienen sobre estos temas. De ese modo podremos empezar a alinearnos con los que opinan parecido y empezar a soñar con una Red de Padres.
10.Establezcamos una Red de Padres: se trata de hacer alianza con otros padres que opinan igual a nosotros, de manera de evitar las frases típicas tales como: "sos la única que no me deja ir", "toman todos", que sólo nos cargan de culpa. Nuestros hijos pueden enojarse temporalmente, pero porque sólo pueden ver lo inmediato. Somos nosotros lo que podemos ver más allá y ayudarlos a construir su proyecto de vida en el tiempo. Porque sólo en un sentido colectivo podremos hacer frente al paradigma del alcohol y buscar cambiarlo.
11.Estemos atentos a nuestras "adicciones", a nuestras formas de escapar de lo que nos pasa o sentimos, porque suelen estar tan naturalizadas que no las registramos como tales: café, cigarrillos, alcohol, remedios, televisión, comida, electrónica, compras, trabajo, deporte.
12.Seamos muy claros acerca de nuestros valores e ideales con respecto al cigarrillo y el alcohol. Uno de los factores principales para que los chicos no empiecen a tomar o fumar en la adolescencia es la desaprobación parental de esas conductas. Hablemos de lo que pensamos mientras son chicos, la latencia es el mejor momento porque confían en nuestra palabra, empecemos mucho antes de que ellos consideren la posibilidad de tomar o fumar.
13.Aunque se acerque la edad, aunque los hayamos pescado probando un cigarrillo o sacando una cerveza de la heladera, hablemos sin mostrar nuestro miedo, enojo o ansiedad, sin alarmarnos ni alarmarlos. Las amenazas tampoco funcionan, solo sirven para que aprendan a esconderse mejor para hacerlo.
14.Hablemos poniendo énfasis en la salud y el buen estado físico, en relación con lo que incorporan a su cuerpo
15.Demos algo de información pertinente y adecuada a cada edad, que iremos completando a medida que crecen; en esta etapa basta con que sepan que el hígado no está preparado para metabolizar el alcohol hasta los dieciocho años; que la conciencia moral es soluble en alcohol - y tomarlo podría entonces llevarlos a hacer cosas que no harían si no estuvieran bajo sus efectos y que podrían lamentar haber hecho-; que los remedios no recetados y las drogas estimulantes no hacen otra cosa que postergar los problemas, sin resolverlos, y dañar el funcionamiento de su sistema nervioso central.
16.Transmitamos con claridad nuestro criterio, nuestra opinión en relación con esos temas. Nuestra prohibición posterga el inicio y les complica la vida a los que quieren hacerlo, porque no es tan sencillo fumar o tomar a escondidas.
17.Estemos atentos a lo que piensan y opinan acerca del tema los amigos de los chicos y sus padres

18.Estemos en casa cuando los chicos invitan amigos y asegurémonos de que haya adultos cuando vayan a otras casas, no los dejemos librados ratos largos a sus ideas, porque la conciencia moral también se disuelve en los grupos y no siempre el anfitrión va a tener la fortaleza interna para decir "en casa no".

En: La Nación, noviembre 2015.-