viernes, 10 de julio de 2015

9 de julio

Nadie es la patria.

Ni siquiera los símbolos.

Nadie es la patria.

Ni siquiera el tiempo cargado de batallas, de espadas y de éxodos

Nadie es la patria, pero todos debemos ser dignos del antiguo juramento que prestaron aquellos caballeros de ser lo que ignoraban, argentinos, de
ser lo que serían por el hecho de haber jurado en esa vieja casa.

Somos el porvenir de esos varones, la justificación de aquellos muertos; nuestro deber es la gloriosa carga que a nuestra sombra legan esas sombras que debemos salvar.

Nadie es la patria, pero todos lo somos.

Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante, ese límpido fuego misterioso.