El héroe de la historiografía romántica
tenía un papel asignado muy preciso: servir de hilo conductor para afirmar la
identidad de los habitantes de un suelo determinado en una etapa de su trayectoria.
Los héroes de las naciones latinoamericanas son relativamente recientes.
Actuaron entre 1810 y 1830 y estuvieron vinculados a las luchas por la
Independencia más que a las guerras civiles. Sus hazañas evocan la lucha
colectiva de un pueblo por su libertad: Artigas en Uruguay, Sucre en Bolivia,
O´Higgins y Carrera en Chile, Hidalgo y Morelos en México, Bolívar en
Venezuela, San Martín en la Argentina.
"Necesitamos
pensar en grande: si no lo hacemos, nosotros tendremos la culpa",
le escribía San Martín al diputado por Mendoza Tomás Godoy Cruz, en mayo de
1816, cuando estaba reunido el Congreso de Tucumán y era preciso declarar de
una vez la Independencia para poder hacer campaña contra los españoles como
pueblo libre y no como súbditos insurrectos. Esta necesidad de pensar sin
mezquindades era prioridad para seguir adelante con cualquier proyecto de país,
fuera éste el de pensamiento liberal y régimen centralizado y monárquico, que
San Martín consideraba como el más adecuado a estas provincias, o el
republicano y federal, preferido por los caudillos y que fue finalmente
adoptado. San Martín podía colocarse por encima de las rivalidades lugareñas
porque venía de lejos, aunque había nacido en la tierra, y en esto radica en
parte su secreto. El Ejército lo acaparó por largo tiempo, pero la progresiva y
saludable democratización de la fuerza ha liberado a San Martín de la
exclusividad castrense que lo volvía de bronce y convertía en anatema cualquier
investigación que escapara de los cánones establecidos (se imponía, por caso,
mostrarlo en las películas con la casaca militar bien abrochada, aunque
estuviera en la intimidad). Pensar el país, pero como lo proponía San Martín, a
lo grande y con nuestra responsabilidad bien asumida, es el mensaje del Padre
de la Patria al argentino de hoy, inmerso en decisiones políticas y en debates
éticos que definirán su futuro .A través de ese mensaje, el Libertador, un gran
argentino y un gran americano por su visión, tenacidad y coraje, cumple todavía
con la misión de factor clave para la identidad de un pueblo que la
historiografía romántica atribuyó al héroe y que conserva plena validez cuando
se inserta adecuadamente en las exigencias contemporáneas. .