1. Qué hago con la
previa. ¿En casa o afuera?
Recomendable: En casa
con presencia de un adulto
No recomendable:
Afuera en boliches y asumir una postura "en casa alcohol no"
Explicación: La previa ya
está instalada en los jóvenes culturalmente. Lo importante es estar informado y
negociar cantidades según número de participantes y tipo de bebida. No caer en
un "dejar hacer" y creer que se autoregulan. Hablar del tema antes
del evento y establecer pautas. Informar. Beber rápido indica que se busca el
efecto tóxico únicamente, beber medido, con pausas y comiendo algo en el
transcurso es información importante. Es mejor grupos reducidos que grandes ya
que en masa se potencia el riesgo y es más fácil de controlar.
2. Cada tanto toma
"un poco de más". ¿Qué hago?
Recomendable: Tomarlo
como una señal de alerta y abordarlo sin dramatizarlo. Abordarlo en un diálogo
sin reproches pero buscando conocer las causas.
No recomendable:
Evitar "naturalizarlo" bajo la idea que es algo normal, que a todos
les ocurre cada tanto y tomarlo como un evento aislado.
Explicación: La
borrachera en un adolescente puede ser una señal de un mal manejo accidental
del beber o una búsqueda del efecto farmacológico que produce el alcohol. La
diferencia entre estos dos tipos marca si hay un problema de fondo o es
producto de un mal manejo como experimentador.
3. ¿Cómo me doy cuenta si
hay un consumo problemático de alcohol en mi hijo?
Recomendable: Estar
informado sobre sus hábitos, lugares que frecuenta, actividades y mundo
emocional.
No recomendable: No
tratar el tema previamente y esperar que se autoregule por sí mismo.
Explicación: Un consumo
problemático es visible cuando se abandonan actividades saludables, las salidas
son demasiado frecuentes , baja el rendimiento escolar y aparecen estados de
irritabilidad.
4. ¿A qué edad lo dejo
beber?
Recomendable: La ley
indica no beber antes de los 18 años pero es una ilusión, mientras más tarde
mejor. Lo usual es que actualmente están tomando a los 15/16 años o antes, lo
cual es señal de alerta.
No recomendable: Creer
que si toman tempranamente ejercitarán un autocontrol y preparación para el
futuro.
Explicación: Más allá de
la actitud de los padres los jóvenes beberán según la presión del grupo de
pares, esto es muy variable. Lo recomendable es que ocurra después de los 16/17
años. Toda experimentación acarrea riesgos que son minimizados si el tema es
hablado en casa previamente y educando sobre las formas de beber
responsablemente.
5. Apareció borracho o me
entero que eso ocurrió. ¿Qué hago?
Recomendable. No tomar
una actitud de reproche y sanción moral. Dar por sentado que algo no está
funcionando bien en su vida y que requiere atención acompañándolo en la
situación. Avaluar hacer una consulta teniendo en cuenta si es un episodio
aislado o una repetición. Si es una situación aislada ver junto a él como están
funcionando el resto de las áreas de su vida. Educación, deportes,
socialización y vida en casa.
No recomendable: Ni
dejar pasar la situación ni poner límites punitivos como única alternativa.
6. Me contó que varios
amigos se emborrachan y/o drogan. ¿Que hago?
Recomendable: Es una
oportunidad para instalar el tema y conversar sobre los riesgos del consumo
excesivo de alcohol y sus consecuencias. Fortalecer y estimular el pensamiento
crítico vinculado a que eso no es divertido ni para su amigo, familia y quienes
lo rodean. Fortalecer su capacidad de decir "esto no lo quiero para
mi". Evaluar según el grado de riesgo que vivieron sus amigos conversar
con otros padres y el colegio.
No recomendable:
Hablar sin su consentimiento con otros padres involucrados en el episodio, ni
establecer juicios de valor sobre sus amigos o familia.
Consejos útiles
1.Tomemos conciencia: el consumo de alcohol en los adolescentes se
ha incrementado notoriamente, hay estadísticas que promedian los 13 años como
inicio de la ingesta en el país.
2.Dejemos de negar: la gran mayoría de los adolescentes afirma
conseguir alcohol con facilidad. Sería ingenuo seguir pensando cosas tales
como: "mi hijo no toma y sus amigos tampoco"
3.Comprendamos el
contexto: medios de comunicación,
redes sociales, códigos sociales apuntan a la franja adolescente con mensajes
en los cuales alientan directa o indirectamente a los chicos a consumir alcohol
desde muy temprana edad.
4.Entendamos la
valoración que le otorgan: el
alcohol para ellos se ubica como una variable de reconocimiento afectivo entre
pares. Tomar se traduce así como un atributo de madurez, desenfado,
extraversión, motivo de atracción o idealización del otro.
5.Recordemos el vacío
adolescente: en una edad de
mucha vulnerabilidad emocional, es una salida fácil el intento de los chicos de
colmar lo vacíos con cualquier botella que les quede a mano.
6.Entendamos el poder
que le adjudican: según
ellos el alcohol los desinhibe, los vuelve menos tímidos, más simpáticos,
haciendo surgir en ellos una personalidad más atractiva ante sus amigos.
7.No nos desalentemos
ante el paradigma alcohol. Pese a
esta realidad, somos la influencia número uno para nuestros hijos y podemos
proponerles salidas saludables, sólidas, en medio de tanta liquidez. No bajemos
los brazos, nunca claudiquemos si se trata de nuestros hijos.
8.Seamos protagonistas
como padres: ofrezcamos ser
quienes los llevan y los traen, es la mejor manera de entender qué sienten y
piensan. Hablemos mucho con ellos. Demos ejemplos personales. Contemos nuestros
sentimientos como padres. Seamos creativos nosotros, alentemos a una diversión
distinta: arte, deporte, recreación sin alcohol, otro tipo de intereses:
sociales, musicales, espirituales, etc.
9.Conozcamos su
entorno: profundicemos en
nuestros hijos, qué pasa por sus cabezas y corazones. Luego, observemos quiénes
son sus amigos y qué piensan. Qué cosas les gustan y qué salidas prefieren. Y
finalmente, sepamos quiénes son sus padres y qué visión tienen sobre estos
temas. De ese modo podremos empezar a alinearnos con los que opinan parecido y
empezar a soñar con una Red de Padres.
10.Establezcamos una
Red de Padres: se trata de hacer
alianza con otros padres que opinan igual a nosotros, de manera de evitar las
frases típicas tales como: "sos la única que no me deja ir",
"toman todos", que sólo nos cargan de culpa. Nuestros hijos pueden
enojarse temporalmente, pero porque sólo pueden ver lo inmediato. Somos
nosotros lo que podemos ver más allá y ayudarlos a construir su proyecto de
vida en el tiempo. Porque sólo en un sentido colectivo podremos hacer frente al
paradigma del alcohol y buscar cambiarlo.
11.Estemos atentos a
nuestras "adicciones",
a nuestras formas de escapar de lo que nos pasa o sentimos, porque suelen estar
tan naturalizadas que no las registramos como tales: café, cigarrillos,
alcohol, remedios, televisión, comida, electrónica, compras, trabajo, deporte.
12.Seamos muy claros
acerca de nuestros valores e ideales con respecto al cigarrillo y el alcohol. Uno de los factores principales para que los
chicos no empiecen a tomar o fumar en la adolescencia es la desaprobación
parental de esas conductas. Hablemos de lo que pensamos mientras son chicos, la
latencia es el mejor momento porque confían en nuestra palabra, empecemos mucho
antes de que ellos consideren la posibilidad de tomar o fumar.
13.Aunque se acerque la
edad, aunque los hayamos pescado probando un cigarrillo o sacando una cerveza
de la heladera, hablemos sin mostrar nuestro miedo, enojo o ansiedad, sin
alarmarnos ni alarmarlos. Las amenazas tampoco funcionan, solo sirven para que
aprendan a esconderse mejor para hacerlo.
14.Hablemos poniendo
énfasis en la salud y el buen estado físico, en relación con lo que incorporan a su cuerpo
15.Demos algo de información
pertinente y adecuada a cada edad, que iremos completando a medida que crecen; en esta etapa basta con que
sepan que el hígado no está preparado para metabolizar el alcohol hasta los
dieciocho años; que la conciencia moral es soluble en alcohol - y tomarlo
podría entonces llevarlos a hacer cosas que no harían si no estuvieran bajo sus
efectos y que podrían lamentar haber hecho-; que los remedios no recetados y
las drogas estimulantes no hacen otra cosa que postergar los problemas, sin
resolverlos, y dañar el funcionamiento de su sistema nervioso central.
16.Transmitamos con
claridad nuestro criterio,
nuestra opinión en relación con esos temas. Nuestra prohibición posterga el
inicio y les complica la vida a los que quieren hacerlo, porque no es tan
sencillo fumar o tomar a escondidas.
17.Estemos atentos a lo que piensan y opinan acerca del tema los
amigos de los chicos y sus padres
18.Estemos en casa
cuando los chicos invitan amigos y asegurémonos de que haya adultos cuando
vayan a otras casas, no los
dejemos librados ratos largos a sus ideas, porque la conciencia moral también
se disuelve en los grupos y no siempre el anfitrión va a tener la fortaleza
interna para decir "en casa no".
En: La Nación, noviembre 2015.-