jueves, 1 de agosto de 2013

Enseñar a estudiar

Entender lo que se lee, jerarquizar la información, sacar conclusiones propias y razonar con más amplitud y solidez. Estas son sólo algunas de las herramientas que las escuelas brindan a los estudiantes: habilidades que los van a acompañar durante toda su vida
Para aprender cada alumno debe adquirir, progresivamente, la capacidad de gestionar su aprendizaje. Por eso, uno de los grandes desafíos de la escuela es lograr que los chicos aprendan a estudiar. Y aunque parezca una obviedad, para adquirir esta capacidad precisan que sus docentes les enseñen cómo hacerlo y los guíen en este proceso. En el mundo actual, en el que basta un click para acceder a cualquier tipo de información, es imprescindible que la escuela enseñe a comprender lo que se lee, a ponderar y jerarquizar datos, a reunirlos e integrarlos, a manejar y procesar información, a sacar conclusiones. En las aulas de todo el país, alumnos y docentes tienen juntos, cada día, el reto de hacer este ejercicio prioritario que atraviesa toda la currícula y todos los niveles. 
 Especialistas consultados por Clarín Educación coinciden en que este es un proceso que sienta sus bases en el nivel inicial cuando, a partir de propuestas lúdicas y la lectura de cuentos, los niños van incorporando nociones temporales (secuencias) mientras trabajan fuertemente el desarrollo de la expresión oral: comentan características de los personajes, opinan, renarran los cuentos. Todo esto, atravesado por el objetivo de promover hábitos de autonomía, acordes a cada edad.  Además de ser funcional al estudio, el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo le permite al alumno formarse como persona, al tiempo que le brinda recursos para procesar la información. Con esas herramientas, tiene más posibilidades de avanzar en su aprendizaje en los diferentes niveles.  En cuanto a las habilidades de estudio, los chicos tendrán la posibilidad de incorporarlas si la escuela les presenta una variedad de técnicas y recursos. Resúmenes, cuadros sinópticos, esquemas, cuadros de doble entrada, de causas y consecuencias, comparaciones, sirven para empezar a trabajar. Otras estrategias que proponen los especialistas para colaborar con el aprendizaje activo del alumno y evitar la repetición de memoria son:

*Cuestionar permanentemente el contenido
*Formular preguntas, pensar hipótesis
*Resolver problemas (tanto en Matemática como en Ciencias)
*Reconocer causas y efectos.
De 1º a 3º, es fundamental trabajar la lectura comprensiva. Renarrar, ordenar secuencias, reconocer párrafos, oraciones, palabras clave dentro de la oración, son recursos que permiten ir de lo particular a lo general. A partir de 4º grado, el colegio refuerza este trabajo con clases de "metodología de estudio" dos veces al mes. Allí ven tipos textuales, paratextos, preguntas sobre contenido e inferenciales, ideas principales y secundarias entre otros elementos. 
El trabajo en grupo permite que los chicos compartan la experiencia del aprendizaje con otra dinámica. Como demanda escuchar al otro, generar empatía, negociar, dividir roles y capacidad de comunicarse, resulta primordial que el docente guíe la actividad. 
Todas estas estrategias son extrapolables a las más diversas áreas. Las habilidades de lectura serán imprescindibles para comprender textos de cualquier tipo y extensión; en tanto la "gimnasia matemática" proporcionará lógica, síntesis, búsqueda de variables y constantes, útiles para la resolución de desafíos de otras ciencias.

Avances sucesivos
Teniendo en cuenta que los diferentes cambios de nivel implican mayor complejidad en el aprendizaje (aumenta la cantidad de materias, el número de textos por abordar, se suele pedir que argumenten con propiedad y generen otro tipo de respuestas), Eugenia Corral, que además de maestra es psicopedagoga, enfatiza: "Si no se enseña a estudiar, el aprendizaje se resiente. El chico que no logra comprender textos puede estar horas para memorizar, pero no puede ponderar". Además, el estudio memorístico demanda tiempo y norepresenta un aprendizaje significativo: "Se vuelve una tarea sobre la que el chico no tiene control, es angustiante para el alumno". 
Ya en la universidad, Daniel Urie, profesor y secretario académico de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, observa que "el salto que deben hacer los chicos al ingresar es muy grande". La marcada organización del secundario contrasta con la libertad del régimen universitario y exige al alumno una rápida adaptación al sistema para poder avanzar: "En los niveles anteriores se les plantean actividades acotadas, determinadas lecturas, qué tienen que estudiar. En la facultad les tiran temas, les plantean problemas y tienen que salir a resolverlos solos. Vemos este gran choque en la universidad". Ante este panorama, y mientras esta facultad replantea su currícula y piensa en un ciclo inicial que aborde esta problemática durante el primer año, Daniel explica: "Tratamos de ayudar al alumno para que rápidamente pueda incorporarse al sistema universitario". 
En síntesis, en este aspecto, la escuela cumplirá su cometido si logra transmitir a sus alumnos recursos variados que les permitan transitar los diferentes niveles educativos. El ritmo y el modo de aprender de cada uno es diferente: con el tiempo es posible descubrir qué recursos son mejores para el propio aprendizaje.


en: Suplemento Educación , diario Clarín.